viernes, 25 de abril de 2014

Santo Tomás de Aquino

 Santo Tomás de Aquino


Vida

Juventud

Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el seno de una numerosa y noble familia de sangre germana. Su padre, Landolfo, descendiente a su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.

Recibió Tomás su primera educación cumplidos los cinco años, en la abadía de Montecasino, de la que era abad su tío. Ya por estas fechas sus biógrafos más reputados (Guillermo de Tocco, Bernardo Guido o Pedro Calo) destacan una singular devoción, señalando que, desde bebé, se aferraba fuertemente a un papiro que tenía escrita el Ave María.3 Le enseñaron primariamente gramática, moral, música y religión hasta 1239, cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de los monjes. A finales del mismo año el joven Tomás entró en un centro más avanzado, acorde a sus facultades: la Universidad de Nápoles, que, mediante las artes liberales, le introdujo en la lógica aristotélica. En 1244, sintiéndose intensamente llamado a la vida austera e intelectual de los frailes dominicos que había conocido en un convento de Nápoles, ingresó excepcionalmente rápido en su Orden, gracias a la amistad que había trabado con el Maestro General Juan de Wildeshausen. La decisión contrarió en sobremanera a su familia, que tenía planificado que Tomás sucediera a su tío al frente de la abadía de Montecasino. Enterados de que Tomás se iba a dirigir a Roma para iniciarse en los estudios del noviciado sus hermanos lo raptaron y retuvieron durante más de un año en el castillo de Roccasecca con la intención de disuadirlo de su ingreso definitivo en la orden. Tras haber sido tentado varias veces, logró huir del castillo, y, para alejarse de su familia tuvo que ser trasladado a París. El Aquinate sorprendió a los frailes cuando estos vieron que se había dedicado a leer y memorizar la Biblia y las Sententias de Pedro Lombardo, incluso había comentado un apartado de las Refutaciones sofísticas de Aristóteles que eran las referencias para los estudios de la época.

Formación universitaria


La Universidad de París era ideal para las aspiraciones del joven Tomás, por su marcada predisposición al Trívium (ya tradicional en París) y por sus escuelas de teología. Tuvo por maestros más destacados a Alejandro de Hales y a Alberto Magno, ambos acogedores de la doctrina aristotélica (especialmente el segundo). Entre sus compañeros estaba Buenaventura de Fidanza con quien mantuvo una singular relación de amistad, aunque también de cierta polémica intelectual. Antes de que Tomás acabara los estudios, Alberto Magno, sorprendido por el entendimiento de su alumno napolitano, le encarga un Acto escolástico, y a sus fortísimos argumentos el alumno responde con perfecta distinción, deshaciendo el discurso del Doctor alemán, el cual dijo a la asamblea:

"Vosotros llamaís a éste el Buey mudo, pero yo os aseguró que éste Buey dará tales mugidos con su saber que resonarán por el mundo entero”

Alberto Magno, seguro del potencial del novicio, se llevó a éste consigo, a Colonia, a enseñarle y estudiar profundamente las obras de Aristóteles, que ambos habrían de defender posteriormente. En esa época Tomás fue ordenado sacerdote. Tomás volvería a París en 1252 para continuar sus estudios, pero encontraría una fuerte oposición a las Órdenes mendicantes, liderada por los profesores seculares, que perseguían el abandono de la Universidad, en señal de protesta contra el encarcelamiento de alumnos delincuentes. Pero el objeto último de su ira eran los maestros mendicantes: su singular pobreza, constancia y hábito de estudio llenaba sus clases de alumnos y ponía en evidencia a los seculares.

El punto álgido de aquel enfrentamiento, que llegó a amenazar la vida de los mendicantes, llegó cuando el doctor Guillermo de Saint Amour publicó sus tratados: Libro del anticristo y sus ministros y Contra los peligros de los novísimos tiempos. Tomás escribió en octubre de 1256, unos meses más tarde del segundo panfleto de San Amour, Contra los que impugnan el culto divino y, el Papa Alejandro IV, ese mismo mes, excomulgaría a San Amour, prohibiéndole la enseñanza y los sacramentos. El joven napolitano contaría, a raíz de su respuesta a Saint Amour, con la confianza papal en cuestiones teológicas, y se le asignó la revisión del Libro introductorio al Evangelio eterno, de influencias joaquinistas.

Enseñanza universitaria

Tras aquella destacada actuación se le concedió el doctorado con la excepcional edad de 31 años, por lo cual, en 1256 ejerce como maestro de Teología en la Universidad de París. Allí escribe varios opúsculos de gran profundidad metafísica, como De ente et essentia y su primera Summa o compendio de saber: el Scriptum súper Sententias. Además, goza del puesto de consejero personal del Rey Luis IX de Francia.

En junio de 1259, Tomás es llamado a Valenciennes, junto con Alberto Magno y Pedro de Tarentaise (futuro papa Inocencio V), para organizar los estudios de la Orden, aprovechando que tenía que trasladarse a su Italia natal. Estuvo durante un periodo de diez años enseñando en Nápoles, Orvieto, Roma y Viterbo. En esta era de su vida Tomás termina la Summa contra gentiles, que sería la guía de apología de la Orden en España, encarga la traducción de numerosas obras de Aristóteles a su amigo erudito Guillermo de Moerbeke, para evitar ciertos errores de interpretación cometidos por los árabes, y comienza la redacción de la Summa Theologiae. Es menester señalar que el Papa Urbano IV lo nombró consejero personal, y que le encargó la Catena aurea (Comentario a los cuatro Evangelios), el Oficio y misa propia del Corpus Christi y la revisión del libro Sobre la fe en la Santísima Trinidad, atribuido al obispo Nicolás de Durazzo.

El Aquinate fue enviado de vuelta a París, debido a la gran oposición que se había alzado en contra de su figura y doctrina. Ésta época, por ser la última, es la más madura y fecunda del Aquinate, el cual se enfrentó a tres brazos del pensamiento: los idealistas agustinistas, encabezados por Juan Peckham, los seculares anti mendicantes, dirigidos por Gerardo de Abbeville y, por último los averroístas, cuya figura visible era Sigerio de Brabante. Tomás ya había asumido públicamente, numerosas ideas aristotélicas y completó las Exposiciones de las más destacadas obras de Aristóteles, del Evangelio de Juan y de las Cartas de Pablo el apóstol. Por otro lado, escribe sus famosas cuestiones disputadas de ética y algunos opúsculos en respuesta a Juan Peckham y Nicolás de Lisieux, al tiempo que terminaba la segunda parte de la Summa Theologiae.

Pero su gran lucha vino contra los averroístas: Sigerio de Brabante, máxima figura de la Facultad de Artes, había manifestado en sus clases (no en sus obras, de lógica y física, como el Sophisma y su comentario a la Física de Aristóteles) que el hombre no tenía naturaleza espiritual por lo que la razón podía contradecir la fe sin dejar ambas de ser verdaderas. Tomás, líder indiscutible de la Facultad de Teología, respondería ese mismo año con su De unitate intellectus contra averroístas terminando dicho opúsculo en una declaración sin par:

"He aquí nuestra refutación del error. No está basada en documentos de fe sino de razón, y en los asertos de los filósofos. Si hay, pues, alguien que, orgullosamente engreído en su supuesta ciencia, quiera desafiar lo escrito, que no lo haga en un rincón o ante niños, sino que responda públicamente si se atreve. El me encontrará frente a sí, y no sólo al mísero de mí, sino a muchos otros que estudian la verdad. Daremos batalla a sus errores o curaremos su ignorancia”

Tras este desafío singular se dice, pues no consta entre sus biógrafos, que ambos se enfrentaron públicamente  y no sería descabellado, ya que Tomás había disputado con, por ejemplo, Peckham ante la universidad7 pero lo históricamente válido es que Tomás salió ampliamente victorioso tras la publicación del opúsculo, ya que, en primer lugar, Siger se retractó de muchas cuestiones en su De anima intellectiva, y en segundo lugar, el obispo de París, Esteban Tempier condenaría a los pocos meses hasta trece cuestiones esenciales del averroísmo, lo que provocó una gran huelga en la Facultad de Artes.

Regreso y muerte

Terminada su labor en Francia, se le encargó la fundación de un nuevo capítulo provincial en su Nápoles natal. Antes de ello Tomás visitó su familia, así como sus amigos el cardenal Anibaldo degli Anibaldi y el abad de Montecassino Bernard Ayglier. En Nápoles debe destacarse que fue recibido como un rey, así como la numerosa correspondencia que mantuvo, respondiendo dudas al mismo Bernard Ayglier entre muchos otros. Sin embargo, tan pronto comenzó la tercera parte de la Summa Theologiae tuvo una singular experiencia mística (ya las había tenido antes, está bien documentado) tras la cual se le haría imposible escribir:

"Me han sido reveladas semejantes cosas que lo que he escrito me parece paja”

Al menos accedió a la invitación del Papa Gregorio X para asistir al Concilio de Lyon II. Sin embargo, desde el arrebato místico estaba muy débil, y hubieron de acogerle en la Abadía de Fossanova. Tras varias profecías y milagros 10 documentados y con numerosos testimonios, Tomás murió haciendo una enérgica profesión de fe el 7 de marzo de 1274, cerca de Terracina. Posteriormente, el 28 de enero de 1369, los restos mortales del grandísimo filósofo y teólogo fueron trasladados a Tolosa de Languedoc, motivo por el cual la Iglesia católica celebra su memoria en esta fecha.

Después de su muerte, algunas tesis de Tomás de Aquino, confundidas entre las averroístas, fueron condenadas por el obispo de París, Étienne Tempier, quien en 1277 lanzó una gran condena de 219 tesis respecto a la Universidad de París. A pesar de esto, ya que era una condena importante, pero local, Tomás de Aquino fue canonizado rápidamente, el 18 de enero de 1323. Las condenas de 1277 fueron inmediatamente levantadas en lo que respecta a Tomás de Aquino el 14 de febrero de 1325.

Aunque poco seguido hoy, Tomás es, sin lugar a dudas, junto con Aristóteles, Agustín, Leibniz, Kant y Hegel, uno de los intelectuales más profundos, sistemáticos y fecundos (Respecto a sus años de vida) de la Historia.

Obras

La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa y, cuando se tiene en cuenta que murió a los cuarenta y nueve años y había recorrido casi 10.000 kilómetros en viajes a pie se considera una hazaña inigualable. Josef Pieper comentaba: Apenas puede creerse todo lo que escribió los últimos años en París.
Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas, son sus Sumas: la Summa Theologiae, la Summa contra Gentiles y su Scriptum súper Sententias.

Tres síntesis teológicas, o summas
Nueve tratados en la forma de disputas académicas
Doce disputas quodlibetales
Nueve exégesis sobre las Sagradas Escrituras
Una colección de glosas de los Padres de la Iglesia sobre los Evangelios
Once exposiciones sobre los trabajos de Aristóteles
Dos exposiciones de trabajos de Boecio
Dos exposiciones de trabajos de Proclo
Cinco trabajos polémicos
Cinco opiniones expertas, o responsa
Quince letras sobre teología, filosofía o temas políticos
Un texto litúrgico
Dos oraciones famosas
Aproximadamente 85 sermones
Ocho tratados sobre teología



Pensamiento y conceptos 

Fe y Razón
El pensamiento de Tomás de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de estudio: Dios. Aunque señaló que la razón era muy limitada para conocer a Dios, ello no le impidió mostrar que la filosofía era un modo de conocimiento plenamente autónomo de hallar conocimientos verdaderos:

En primer lugar porque no contradice a la teología, así lo dice:

"Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su falsedad. Y menos aún es lícito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe”

En segundo lugar, porque es la herramienta natural del hombre para conocer el mundo y el Aquinate, como se ha visto, considera imposible pensar en la falsedad de la razón por lo connatural que no es. No obstante, Tomás señalaba que si se llegaba a una contradicción real y no aparente entre una conclusión de fe y otra racional, la errónea sería la de razón ya que Dios es infalible. Un ejemplo de contradicción aparente sería la cuestión de la Trinidad:

Tomás, por razón, señala que "Dios es simple", y, por fe, que es "trino", pero para ser trino (que no triple) hace falta ser uno, es decir simple, por lo que fe y razón no se contradicen, sino que la gracia de la fe supone (acepta) y eleva (perfecciona) la naturaleza, racional en este caso.

Ontología

Tomás, como máximo exponente de la figura de Aristóteles, tiene en el ser el punto de partida de su esquema del pensamiento. El Aquinate comienza su ciencia en el ente o cosa, en el principio de "lo que hay", y distingue entre ente lógico (meramente pensado) y ente existente.

Ahí introduce su innovadora distinción entre esencia y existencia. Ya que podemos actualizar interiormente la esencia de un objeto, independientemente de que exista, hay que concluir que ambos son principios diferentes y Tomás asocia la esencia, por ser limitación, con la potencia aristotélica, y la existencia, por ser perfección, como acto; en esta independencia de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de la contingencia de los objetos. El Aquinate menciona también el caso de Dios, que es plenamente subsistente no-contingente luego su existencia se encuentra en su esencia, se define como el ser propio y absoluto.

La siguiente innovación radica en las propiedades inherentes del ser, o trascendentales, que son tres:

Unidad: Un ente, por Principio de no contradicción, es una realidad simple, es decir, incontradictoria. Esto enlaza con lo que dijo Aristóteles:

"El Ser y el Uno son la misma cosa”

Verdad: Se dice aquí que todo ente es inteligible, que cualquier ente cabe de ser pensado. La verdad sería pues la propiedad de cognoscibilidad del ente, cosa afirmada por Agustín de Hipona y reforzada por Tomás en su famosa definición:

Conformidad del entendimiento con su principio, las cosas

Bondad: Ya que el mal, por ser mera corrupción, no existe como tal, como ente, no hay ente que sea "malo", así pues, todo ente es bueno, apetecible por la voluntad.



Conocimiento

La teoría del conocimiento de Tomás de Aquino es un rescate de la defendida por Aristóteles. Para ambos el entendimiento toma los atributos genéricos de los objetos del exterior (Percibidos a través de impresiones sensibles) y los reconvierte en un ente nuevo: la especie o universal. En él y en su uso radica la diferencia cognoscitiva entre hombre y animal, ya que el universal es un elemento indispensable para todo silogismo, que sólo emplea el hombre.

La novedad de Tomás en este tema reside en su respuesta al problema de los universales. Dicho problema, mencionado primeramente por Porfirio en su Isagoge, analiza el modo de ser del universal. Ya que ésta cuestión es de capital importancia antropológica (Está visto arriba), directa o indirectamente las grandes figuras intelectuales de la Edad Media como Agustín de Hipona, Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury, Pedro Abelardo o Sigerio de Brabante tomaron postura en la polémica. Tomás no sería menos y dio la siguiente solución, destacando tres estados reales del universal:

-Ante rem (Anteriores a las cosas): En la mente de Dios, por ser Creador del mismo, como arquetipo de los entes de la realidad material.

-In rem (En las cosas): Como estructura que conforma la especie de un objeto singular. Está mezclado con la materia, por lo que, como tal, en el aspecto sensitivo es potencial e imperceptible.

-Post Rem (Posteriores a las cosas): Como conceptos lógicos, abstraídos de los entes reales materiales y, necesariamente por lo dicho arriba, inmateriales.

Existencia de Dios

La demostración de la existencia de Dios, ofrecida en una formulación sintética a través de las así llamadas "Cinco Vías" es un punto breve en la magna obra de Tomás. No obstante, su exposición es tan completa y sistemática que ha hecho sombra a Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona o Anselmo de Canterbury y se ha convertido en el modelo de la filosofía clásica respecto a éste punto.

La Primera Vía se deduce del movimiento de los objetos. Tomás explica mediante la distinción de acto y potencia, que un mismo ente no puede mover y ser movido al momento, luego todo aquello que se mueve lo hace en virtud de otro. Se inicia, pues, una serie de motores, y esta serie no puede llevarse al infinito, porque no habría un primer motor, ni segundo (es decir, no habría comunicación de movimiento) por lo tanto debe haber un Primer Motor Inmóvil que se identifica con Dios, principio de todo.

La Segunda Vía se deduce de la causa eficiente (pues todo objeto sensible está limitado por la forma, de ahí que no sea eterno y sí causado). Se inicia, por lo tanto, una serie de causas análoga a los motores que termina en una Causa Incausada, identificada con Dios, creador de todo.

La Tercera Vía se deduce a partir de lo posible. Encontramos que las cosas pueden existir o no, que pueden pensarse como no existentes y por lo tanto son contingentes. Es imposible que las cosas sometidas a la posibilidad de no existir lleven existiendo eternamente pues en algún momento habrían de no existir. Por lo tanto debe haber un Ser Necesario que se identifica con Dios, donde esencia y existencia son una realidad.

La Cuarta Vía se deduce de la jerarquía de valores de las cosas. Encontramos que las cosas son más o menos bondadosas, nobles o veraces. Y este "más o menos" se dice en cuanto que se aproxima a lo máximo y (ya que los grados inferiores tienen su causa en algo genéricamente más perfecto) lo máximo ha de ser causa de todo lo que pertenece a tal género. La causa de la bondad y la veracidad se identifica con Dios, el Ser máximamente bueno.

La Quinta Vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Tomás recuerda como los cuerpos naturales, siempre o a menudo, obran intencionadamente con el fin de lo mejor, muchos incluso sin conocimiento. Llegó a decir, fiel a Aristóteles, que cada ente, como causado, debe tener una finalidad como razón de su existencia y esto solo es posible si hay un Ser supremamente inteligente, que es Dios.

Esencia de Dios

Tomás, como se ha visto, dejó claro que (Debido a su inmensidad) no podemos contemplar a Dios como tal y señaló que la mejor forma de conocer a Dios sería mediante su Revelación directa: la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento, la Tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente filosófico, se habría de conocer a Dios no mediante dichas fuentes sino del modo en que está ordenada la razón natural: tomando las cosas sensibles (los efectos) y abstraerse a sus principios (la causa) o fines. Una vez realizado ese proceso se establece qué tienen en común y qué no, es decir, las dos Vías del Conocimiento de Dios:

-Vía negativa: El Aquinate afirma en su Summa contra gentiles que en Dios no hay composición, violencia, corporeidad o potencia alguna, no porque le falten dichos rasgos y parezca, así, incompleto, sino porque está por encima de todo límite o posibilidad. De esta manera, eliminando predicados "negativos" obtenemos una imagen más exacta de Dios, que es, por oposición, simple, natural, incorpóreo y acto puro.

-Vía afirmativa: Se trata de predicar de Dios todos aquellos atributos de bondad, veracidad y otros valores "positivos" pues él es causa de todo cuanto bueno hay en la tierra, y por lo tanto, como está dicho en la Cuarta Vía, él es la pura Bondad, Verdad etc...


Este modo de relacionar sujetos entre sí por su parecido, fruto de la proporcionalidad de ciertos predicados es lo que Tomás llama analogía. Aunque es una herramienta definida y empleada como tal por primera vez por Aristóteles, no era sino un aspecto de la sofística sin analizar internamente, de lo cual se ocuparía Tomás. Éste distinguió dos clases de analogías:

-De proporcionalidad: Se da en un conjunto de objetos, con distinta naturaleza por la distinta entidad de éstos. Es de forma "horizontal" y según el atributo, puede ser propia o metafórica.

-De atribución: Se da desde un "primer analogado" activo o un "analogado" pasivo, por lo que es de forma "vertical".

La novedad de Tomás radica no sólo en tal distinción sino en emplear éste nexo lógico en un campo existencial y sumándole el concepto de "eminencia" (Dios posee el atributo de modo supremo por lo que está absolutamente identificado con tal).

El alma y el cuerpo la enseñanza filosófica del Aquinate sobre la entidad y relación del alma y cuerpo viene recogida, en gran medida, en la respuesta que da al averroísmo y a su Teoría de la unidad del intelecto o entendimiento:

Fruto de la exégesis neoplatónica de Alejandro de Afrodisias de los textos aristotélicos, así como del extremismo teocentrista arábigo, el filósofo árabe Averroes, evolucionando la opinión del verdadero precursor, Avicena, defendió que el intelecto agente, el actualizador del universal, era Alá, y que tal universal el género humano lo asimilaba y hacía ciencia con él en el intelecto posible (que era único para todos) por lo que ninguna alma tenía, como individuo, nada incorpóreo; así pues, ninguna era inmortal. Averroes indicaba que la relación entre entendimiento y alma humana se daba mediante la fantasía, entendida como facultad de conocimiento sensitivo, propia del animal. A esto dicho filósofo añadía, como nos ha dejado constancia Tomás, que ésta era la opinión de Aristóteles, pues él decía que el entendimiento era impasible, inmixto y separado.

Para entender la singular energía de Tomás en respuesta a esta opinión habría que caer en la cuenta de dos aspectos de la misma.

-Traicionaban y confundían el legado de Aristóteles, provocando que el Aquinate fuera objeto de innecesarias críticas (de Buenaventura de Fidanza por ejemplo)

-Negaba, a través de elementos verdaderos, toda relación posible del hombre con Dios, lo que daría pie a la Teoría de la doble verdad donde se despreciaba la fe y confundía la persona de Jesucristo, haciéndola pasar por un sujeto doble, divino y humano, como lo hace hoy el modernismo teológico y la teología de la liberación.


Vistos estos puntos se puede entender la energía del Aquinate en responder a Sigerio, pero no lo hace desde el sentimiento y la sofística sino, como se verá, desde el sentido común y la sencillez:

"El individuo es hombre porque entiende mediante su entendimiento posible. Si este hombre tiene una fantasía distinta de aquél pero no otro entendimiento posible sino uno idéntico, seguíriase que son dos animales y un único hombre, que es evidentemente imposible, luego no hay un único entendimiento posible”


"Los fantasmas o imágenes, que son entendidos en potencia, son diversos, lo que da la especie ha de ser uno pues la especie es una y a lo uno corresponde luego el hombre no recibe la especie por los fantasmas”


"Si el entendimiento posible es algo del alma humana y se multiplica en atención a los individuos, como ya se demostró, por proporción igual será el entendimiento agente, y no uno para todos”


Del mismo modo, criticaría que la opinión de Aristóteles no era tal pues él afirmó por escrito que el entendimiento es potencia genérica del alma mediante el cual opina y entiende por lo tanto el que esté separado e inmixto se toma respecto a otras potencias del individuo.

A partir del asentimiento de Tomás al intelectualismo del alma, afirmará, por ser recipiente del universal, que ésta es inmaterial e incorruptible. Respecto al cuerpo, Tomás criticó a Platón de rechazarlo y de afirmar la unión de ambos como accidental, por lo que defendió la unidad sustancial de ambos y su identidad como un sólo sujeto.

Ley natural

El fin último del hombre es alcanzar la felicidad. Para obtenerla debe responderse a su naturaleza. Por eso existen unas normas que derivan de su naturaleza que constituyen la ley natural. En consecuencia, la ley positiva, si es contraria a la ley natural, es injusta pues atenta contra el bien del hombre. De este modo, la ley natural expresa la libertad del hombre y exige una ordenación racional de su conducta. Esto explica que, para Tomás de Aquino, la peor forma de gobierno es la tiranía. Tomás de Aquino recoge las virtudes aristotélicas cuya realización está en el justo medio. Esto se ve corroborado, profundizado y trascendido por la revelación cristiana. Según ésta, el compendio de la ética es el amor al prójimo, que es querer el bien de todo hombre.


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